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Como empresa consultora, nuestra mercancía es el conocimiento derivado de nuestra alta especialización.
Hay distintas formas de concebir y dar uso a ese conocimiento, se puede atesorar de la manera tradicional, como preciado bien que se guarda en el cofre más robusto, alejado de todas las miradas, y mostrándolo lo menos posible más allá de lo necesario para ofrecer una solución.
Pero también se le puede conferir al conocimiento un carácter multiplicador, expansivo, orgánico, vivo… y permitir que tras su aplicación en la resolución de problemas y retos concretos, se integre en el equipo del cliente a través de la formación.
Ahora que nos acercamos al 125 aniversario del nacimiento de J.R.R.Tolkien, en una perspectiva tolkiniana y en homenaje a dos de los principales personajes de su obra “El señor de los anillos” (que acompañan y sirven al protagonista de la obra), podríamos llamarlos la filosofía Gollum, un personaje acostumbrado a ser el único que posee su tesoro en forma de anillo y que vive gran parte de la obra con la contradicción de dar servicio y su obsesión por recuperar y ocultar ese bien preciado, y la filosofía Gamyi (o Gamgee) el otro servidor del protagonista, más preocupado por dar el mejor servicio y ser su apoyo incondicional, que de poseer y conservar el anillo.
Una representa un modelo clásico, donde la empresa por defecto será celosa y sobreprotectora de su conocimiento, y solamente en la medida que esta premisa se lo permite dará el mejor servicio posible a su cliente. La segunda se centrará en dar el mejor servicio y facilitar que el cliente atesore esa experiencia y conocimiento en su propio bolsillo, y aquí es donde la formación es un proceso clave.
Es un hecho que no todos los proyectos pueden ajustarse a esta filosofía, pero sí es un valor importante que encaja “como anillo al dedo” en un servicio de consultoría.
Un rasgo distintivo de SIG es que apuesta por empoderar tecnológicamente a sus clientes.
Fomentamos y facilitamos que ese conocimiento arraigue más allá del círculo técnico donde se genera, y con una micro formación post proyecto lo acercamos a otros actores relevantes de esa empresa, como los equipos técnicos o comerciales. De este modo, facilitamos también la gestión del conocimiento de nuestros clientes.
Como Sam Gamyi, el jardinero leal del Señor de los Anillos, en SIG estamos felices de acompañar a nuestro cliente hasta la cumbre de su destino. 😉
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